24/12/13

Valores que contagian y enorgullecen.

En nuestro tiempo, suele escucharse con frecuencia que los/as chicos/as de hoy en día no tienen los valores de antes en sus relaciones sociales. Sin embargo, yo no pienso que esto sea una generalidad.

A continuación, les relataré brevemente una anécdota vivida con un grupo de alumnos míos para dejarlos/as reflexionar sobre esta cuestión.

A lo largo de todo el ciclo lectivo y, desde hace un par de años atrás, suelo emplear la estrategia del alumno tutor para colaborar conmigo en ayudar a aquél que presenta ciertas dificultades en sus aprendizajes. Para el que las tiene, es altamente positivo contar con un par que lo ayude junto a su docente.  

Ángel V. fue un alumnito mío de este año, encantador y muy querible, con una simpatía sin igual que siempre andaba rodeado de amigos/as. 
El niñito presentaba dificultades en el área de Prácticas del Lenguaje, en su lecto - escritura, desde que inició su quinto grado. Pero con esfuerzo y dedicación, suya y de los demás, logró hacer grandes avances. 
De todas maneras, él tuvo que pasar por la instancia conocida como boletín abierto, en la cual los alumnos repasan contenidos de la currícula, consultan dudas y rinden un examen complementario, para definir su promoción de grado. 
En cuanto sus compañeros y amigos, Nahuel y Diego V., se enteraron de esto, ya habiendo pasado de grado y viviendo lejos de la casa de Ángel, decidieron visitarlo y seguir ayudándolo a preparar su examen como dos profesores particulares, pese a estar de vacaciones. Ellos llevaron sus carpetas de clase, le leyeron textos y le realizaron preguntas de comprensión lectora sobre los mismos, lo escucharon leer y lo instaron a redactar sus propias historias, asesorándolo sobre la manera en que podía mejorarlos.

La mamá de Ángel es quien me relató la anécdota y hasta me comentó, con simpatía, que lo los compañeritos de su hijo lo retaban si se distraía de sus actividades, ¡No imaginan lo bien que le fue en su prueba final! ¡Estoy tan orgullosa de mis alumnos! 

Y agrego algo que creo que quedará por siempre en el pensamiento de Ángel:


¡El ayudar a quien lo necesita es tan gratificante! ¿Qué opinan ustedes?

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